En las pasadas semanas he cambiado varias veces de opinión sobre los pasos que deberían darse para acabar con la guerra en Ucrania y, sobre todo, he cambiado repetidamente de estado de ánimo al respecto. Ahora, tengo la impresión de que en ambas esferas, la mental y la emocional, mis enfoques eran muy limitados. Empezando por lo emocional, tengo que decir que ante la magnitud de los desastres que provoca la guerra me he visto reaccionando de una manera muy primaria. Confieso haberme alegrado, ¿incluso deleitado?, viendo cómo un ataque ucraniano arrasaba parte de una columna de tanques rusos. Sentía que esos desalmados, si es que a los tanques se les puede atribuir espíritu, se lo tenían bien merecido por haber destruido instalaciones ocupadas por civiles con los proyectiles que salían de sus cañones. Pero, voy a ser sincero, no veía que dentro de ese amasijo de chatarra en que se habían convertido los tanques atacados estaban los restos achicharrados de sus jóvenes ocupantes...
A mi también me dio clase y es de los pocos que tengo francamente buen recuerdo de La Comercial. Era brillante en todos los aspectos... y conseguía que una asignatura a priori árida fuera muy interesante. ¡Cómo "apilaba" las ideas! ¡Vamos! que un fenómeno y sin duda un buen líder para la BBK. Sólo espero que le dejen trabajar con profesionalidad e indepencia...
ResponderEliminarOye, Marlob. Así, en confianza: los profes de la Comercial no eran nada del otro jueves ¿verdad? Mucha fama, mucha fama, pero de calidad profesoril bastante justito, ¿no? ¿A tí te dio clase Gorordo? Ése sí que era un ficha.
ResponderEliminarNo tuve el placer de estar con Gorordo porque entonces todavía era alcalde... (ya ves que soy más joven que tú, je,je). Coincido totalmente. Mucha fama (al menos entonces) y poco más... aunque de algunos guardo buen recuerdo (de pocos).
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