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¿Europa en guerra sin remedio?

 En las pasadas semanas he cambiado varias veces de opinión sobre los pasos que deberían darse para acabar con la guerra en Ucrania y, sobre todo, he cambiado repetidamente de estado de ánimo al respecto. Ahora, tengo la impresión de que en ambas esferas, la mental y la emocional, mis enfoques eran muy limitados.  Empezando por lo emocional, tengo que decir que ante la magnitud de los desastres que provoca la guerra me he visto reaccionando de una manera muy primaria. Confieso haberme alegrado, ¿incluso deleitado?, viendo cómo un ataque ucraniano arrasaba parte de una columna de tanques rusos. Sentía que esos desalmados, si es que a los tanques se les puede atribuir espíritu, se lo tenían bien merecido por haber destruido instalaciones ocupadas por civiles con los proyectiles que salían de sus cañones. Pero, voy a ser sincero, no veía que dentro de ese amasijo de chatarra en que se habían convertido los tanques atacados estaban los restos achicharrados de sus jóvenes ocupantes. Desde m

No me aguanto ni un minuto más sin decir que la gestión del Gobierno Vasco en esta pandemia es tristísima

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La consejera Sagardui se despacha con un " el riesgo de fallecimiento es alto " utilizando un tono a medias entre la resignación ante lo inevitable y la reprimenda a la ciudadanía. Y yo ya no me aguanto más.  En los últimos días Euskadi ha pasado a ocupar el quinto lugar del tristísimo ranking de comunidades autónomas con más fallecimientos por 100.000 habitantes, detrás tan solo de Castilla La Mancha, Aragón, Castilla y León y La Rioja. Por debajo de Euskadi quedan otras comunidades que anteriormente se situaban con peores datos como Madrid, Cataluña, Asturias o Navarra. Para mi ésta es la ratio más relevante para medir si estamos enfrentando mejor o peor este gravísimo reto. Y la respuesta no puede ser más clara: en Euskadi no lo estamos haciendo nada bien.              Publicado en elDiario.es el 26 de enero de 2022 Ante esa constatación parece que uno solo puede realizar una valoración genérica que englobe: la mala suerte, la ignorancia ante lo desconocido, la concentrac

Derechos fundamentales y manifestaciones del 8 de marzo

     En conversaciones recientes con algunas personas jóvenes me ha llamado la atención la facilidad con la que se han pronunciado en contra de autorizar las manifestaciones del 8 de marzo. Pasando por alto que no hayan hecho antes la reflexión sobre la supuesta incompatibilidad entre manifestaciones y seguridad para la salud, y que lo hagan justo ahora que toca a las manifestaciones feministas, he constatado que el problema de fondo es que desconocen la importancia de los derechos fundamentales en una democracia. No son conscientes de que la libertad para reunirse y manifestarse (expresar en la calle grupalmente una opinión) es un elemento muy relevante que, junto con otros, establece la diferencia entre un sistema democrático y uno que no lo es.       Por eso, creo oportuno recordar lo que dice el artículo 21.2 de la Constitución: " En los casos de reuniones en lugares de tránsito público y manifestaciones se dará comunicación previa a la autoridad, que sólo podrá prohibirlas cu

La COVID-19 me ha enseñado a vivir mejor

Recientemente he pasado dos semanas de confinamiento en casa tras haber dado positivo en COVID y otras dos semanas de recuperación tranquila. Atrás quedan varios días de fiebre y tos, de miedos, solidaridad y serena esperanza. Todo ello, debo decirlo, con un nivel de gravedad de la enfermedad bajo, que me ha permitido superarla sin mayores problemas. Quizás no habría sido capaz de escribir lo que sigue si me hubiese tocado una experiencia más dura. Como ha sido una oportunidad única, en la que he podido reflexionar sobre varios asuntos relacionados con la enfermedad, quisiera compartir esos pensamientos con vosotros/as. Voy a dividir la exposición en dos bloques: en primer lugar, hablaré sobre aspectos personales y, en la segunda parte, me referiré a la vertiente comunitaria . La primera idea del ámbito personal que quisiera compartir es que intuyo que mantener en la vida un estado de ánimo positivo y relajado es un buen activo cuando llega la enfermedad. Aunque no puedo demos

Digitalización, ¿ese monstruo?

  Mientras leía este artículo (aunque es muy largo, lo recomiendo, porque está muy bien trabajado) me surgían varios sentimientos contradictorios que me gustaría compartir.  En primer lugar, mi respeto por el autor, por el esfuerzo de reflexión y documentación que ha realizado. Además, se trata de una aportación contracorriente y eso me motiva. Me gusta escuchar lo que se dice fuera de las fronteras del sistema porque en esas reflexiones puede estar lo que el día de mañana sea aceptado por muchos/as. Como ejemplo, el cambio climático.  Por otro lado, me confieso usuario entusiasta de la tecnología y las redes sociales. Sí, soy de los/as que ponen reseñas (menos de las que me gustaría) en Google Maps y me emociono por el hecho de que las lean muchas personas.  Por eso, me cuesta aceptar que la digitalización sea tan catastrófica para el ser humano como lo pinta este señor. Pero debo aceptar que quienes impulsan el uso masivo de las nuevas tecnologías son mega-empresas con pocos e

Buscando un espacio común en la lucha contra la pandemia

Atrapado entre dos fuegos. Así me siento en estos momentos en relación con la situación creada por el coronavirus. Por un lado, me llegan datos y opiniones de quienes pretenden que crea que vivimos un momento casi apocalíptico en el que parece que vaya a desaparecer la mitad de la población. Por otro lado, quienes cuando empezó a expandirse el virus ya quitaron importancia al hecho, me dicen ahora que las medidas que están adoptando las autoridades son absolutamente desproporcionadas para un escenario de fin de pandemia como el que, según ellos/as, vivimos en la actualidad. Pienso que ambas posturas tienen su parte de razón y que, aunque parezcan irreconciliables, desde luego sus respectivos voceros no hacen nada por intentarlo, podrían llegar a encontrarse en alguna fórmula de síntesis. Para ello, voy a intentar identificar los motivos por los que unos/as y otros/as se comportan como lo están haciendo. Por simplificar, en el primer grupo podríamos situar a los/as políticos/as y a los/

Reflexión suscitada por el afán de algunos políticos por eliminar el impuesto de sucesiones

En primer lugar, tengo que decir que no entiendo el empeño de algunos/as por dejar herencia a sus hijos/as en lugar de gastarse en vida las ganancias que hayan podido acumular. Pero es que, además, los/as hijos/as de personas emprendedoras, esforzadas, ahorradoras y socialmente útiles, no tienen por qué haber heredado esas cualidades de sus progenitores. Entonces, ¿por qué la sociedad tiene que otorgarles tanta diferencia en la posición de partida? ¿Solo por una cuestión de sangre? ¿No habrá otros/as jóvenes que puedan hacer un uso socialmente más rentable de esos bienes que los/as herederos/as de sangre? Alguien me dirá que por qué la sociedad tiene que jugar un papel en el momento de la sucesión y no se deja en manos de los individuos que decidan lo que más les plazca. Pues muy sencillo: porque no vivimos en una sociedad de la Edad Media, en donde las posesiones pasaban de padres a hijos/as sin más y se garantizaba así el mantenimiento del poder familiar a lo largo del tiem