En las pasadas semanas he cambiado varias veces de opinión sobre los pasos que deberían darse para acabar con la guerra en Ucrania y, sobre todo, he cambiado repetidamente de estado de ánimo al respecto. Ahora, tengo la impresión de que en ambas esferas, la mental y la emocional, mis enfoques eran muy limitados. Empezando por lo emocional, tengo que decir que ante la magnitud de los desastres que provoca la guerra me he visto reaccionando de una manera muy primaria. Confieso haberme alegrado, ¿incluso deleitado?, viendo cómo un ataque ucraniano arrasaba parte de una columna de tanques rusos. Sentía que esos desalmados, si es que a los tanques se les puede atribuir espíritu, se lo tenían bien merecido por haber destruido instalaciones ocupadas por civiles con los proyectiles que salían de sus cañones. Pero, voy a ser sincero, no veía que dentro de ese amasijo de chatarra en que se habían convertido los tanques atacados estaban los restos achicharrados de sus jóvenes ocupantes...
¡Si señor! Muy bien dicho
ResponderEliminarLa de antes (si señor) soy yo, marlob, pero solo consigo editar un comentario si firmo como Anónimo... ¿nos puedes dar instrucciones a los que no tenemos más que cuenta de correo y no tenemos URL ni nada? Bueno que igual es que estoy torpe sin más, pero no me deja publicar si dejo la URL en blanco.Tampoco tengo cuenta en Google (por opción)
ResponderEliminarEStoy haciendo una prueba.
ResponderEliminarVale, Marlob, lo he conseguido. No hagas caso de los mensajes que aparecen. Tú deja en blanco la URL y dale a publicar comentario sin más. Si tienes problemas dímelo otra vez.
ResponderEliminarEn cuanto a lo del sexo, decirte que la última vez que escribí algo parecido me pusieron a caldo. Reconforta que alguien coincida.
Lo dicho
ResponderEliminarQue estaba espesa
Gracias por las indicaciones.