Bull or bear?

Los estadounidenses, como bastantes lectores/as sabréis, suelen utilizar esas expresiones, bull (toro) y bear (oso), para identificar las subidas y bajadas de la Bolsa. La pregunta que se hace todo el mundo es en qué fase nos encontramos en la actualidad. A estos efectos es muy ilustrativo el gráfico que día a día va publicando dshort (English) en el que comparan la evolución de las cuatro grandes recesiones de los últimos 100 años. Os lo dejo aquí al lado (pinchad para ver más grande). Como podéis observar, hasta el viernes pasado se habían sucedido durante dos semanas sesiones con subidas en la Bolsa de Estados Unidos, dando la impresión de que podíamos haber llegado al fondo de la recesión y que a partir de ahora todo iría hacia arriba. Esto ha venido acompañado por la publicación de datos en EEUU que aportaban ciertas esperanzas sobre la recuperación: un pequeño repunte de la venta de viviendas en febrero (English) (aunque el dato es el peor de los últimos 41 febreros), algún signo de estabilización en la brutal caída de las ventas al por menor (English) (aunque con un dato sensiblemente peor que el de febrero de 2008) o un ligero incremento del transporte por carretera (English). Sin embargo, otros datos, como las demandas de subsidio por desempleo (English), la reducción del comercio internacional, representado en el tráfico portuario (English), o la venta de coches (English), siguen ofreciendo un sombrío panorama. Por no citar la delicadísima situación en la que se encuentran las grandes empresas automovolísticas estadounidenses, y en especial General Motors.

Dicho todo lo cual, mi sensación (quede claro que no tengo ni idea de todo esto, que para eso soy economista), es que todavía vamos a ver nuevas caídas en los principales indicadores y en la Bolsa. Estoy casi convencido de que la economía no está aún en fase de recuperación. No me preguntéis por qué, es tan sólo una sensación. Quizás se deba a que me encontré ayer con un vecino de mi barrio que me contó cómo en la pequeña fundición en la que trabaja también están de ERE. Y creo que la gravedad de la situación es de especial aplicación a la economía española, en la que los efectos reales del desmadre inmobiliario no han hecho más que empezar a verse.

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