El jamón

Durante mi estancia en el Departamento de Vivienda y Asuntos Sociales del Gobierno Vasco era habitual que las empresas constructoras nos enviaran pequeños regalos. Para evitar males mayores, los cargos de Ezker Batua dimos instrucciones a nuestras/os secretarias/os de no facilitar a nadie nuestras direcciones particulares. Creo que eso disuadía a algunas empresas de enviar regalos más suntuosos pero otras seguían remitiendo a las oficinas numerosos presentes.

Ya el primer año de nuestra aventura gubernamental decidimos distribuir los regalos entre el personal del departamento mediante un proceso de sorteo para el que utilizábamos la aplicación informática de adjudicar VPOs. Lo más llamativo de lo recibido eran un par de jamones con muy buen aspecto. Al principio los llevábamos a deshuesar y a empaquetar en sobres al vacío y se utilizaban en pequeñas celebraciones del departamento. Más adelante, los apetitosos perniles se llevaban directamente al Centro de Alimentos, entidad que distribuye distintos productos entre familias con necesidad.

Como los regalos solían almacenarse en mi despacho, que era el espacio más amplio del departamento, uno de aquellos años se quedó allí el cuchillo jamonero que acompañaba a uno de las piernas de cerdo y al cabo de un tiempo decidí llevármelo a casa. No os podéis imaginar los comentarios que tuve que aguantar: que mira lo que trae, que preferimos el jamón, que tanto curro y no traes nada, ... Total, que finalmente me vi obligado a compensar a mi familia por la falta de atención a la que me llevaba el estrés gubernamental y comencé a comprar un jamón todos los años en los días previos a Navidad. Y el de la foto es el que hemos empezado a degustar este año. Está buenísimo.

Por cierto, hablando de regalos, algunos/as compañeros/as y yo llegamos a devolver algún obsequio, como entradas para la ópera y cosas similares, con la consiguiente sorpresa de las "generosas" empresas que nos las habían hecho llegar. Los rojos somos así.

Comentarios

  1. Le felicito, don Javier, la honradez debe ser siempre nuestra bandera.

    Juan

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  2. y la triste conclusión es que, cuando eres honrado, la peña dice que eres tonto.

    pues yo le prefiero tonto, oiga.

    mitxel

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  3. Pues unas lonchas de ese jamón ya me gustaría probar... yo te invito a mi casa (en Asturias) y tú te traes unas lonchas de jamón, jejeje.

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  4. No he leído hasta ahora nadie igual. Aunque en tu humildad dices que los de esker batura, yo creo que es por buenas personas y de gran categoría, sin más condimentos

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  5. ¿Sabéis? Creo que no tiene mucho mérito hacer lo que hacíamos. Lo cierto es que era algo que llevábamos en las tripas ... y lo seguimos llevando. De hecho, yo suelo decir que el propio paso por el Gobierno nos hizo más rojos. Y es que si uno/a se ponía pragmático y flojeaba en los principios venía otro/a a recordarle para qué estábamos allí. Lo curioso del caso es que a pesar de mantener las bases ideológicas fuimos capaces de desarrollar una actividad profesionalmente competente.

    En esto del jamón recuerdo especialmente a Sonia, que fue la que propuso mandarlo al Banco de Alimentos. Sonia siempre tenía propuestas íntegras y solidarias.

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  6. Hombre lo del jamón está muy bien pero lamento decirle que el comentario de "algo que llevábamos es las tripas" está de más. Tal vez como se comporto usted en su paso por gobierno no tenga comentario alguno, pero lamento decirle que no todos sus colegas de comportaron así. Hay a quien se le olvido que era rojo y se acostumbro demasiado al sillón. Mi parecer .... no digo mas.

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